El circo

Querido diario:

24 de Febrero del 2012

Llegó el fin de semana y también el circo a la colonia. Tendré que esperar para que sea sábado para poder ir. Me consume la emoción y no sé porqué las horas pasan lentamente.

Desde temprano me pregunto con quién voy al circo. Estaría bien con mi papá. Me encantaría hacer lo con Dayan, pero no creo que acepte ir porque un circo es normalmente para niños. Espero que siga siendo el mismo lugar mágico al que iba cuando era niño.

Muchas preocupaciones me invaden pero de lo que estoy seguro es de que quiero ir. ¿Tendremos todavía la inocencia necesaria para disfrutar el circo? Recuerdo que de niño era un lugar lleno de diversión, de alegría infinita y donde lo más triste era cuando acaba la función.

EL circo es pintoresco, lleno de gente anormal, y tiene el poder de transformar  un triste terreno baldío en el mejor lugar del barrio. Recuerdo que siempre me daba cuenta de su llegada gracias al desfile de todos sus integrantes, donde la imaginación de los niños era el límite un hombre ponia en riesgo al transformarse  en un domador de bestias felinas.  Una hermosa mujer con problemas  de hormona imponia por su abundante barba de un colorido extravagante.

Dentro de la carpa los animales exóticos son la mayor atracción para el público: donde los elefantes impresionan por su gran tamaño, los camellos escupen a todos, las llamas son hermosas y raras; tigres, causa de miedo; los leones, los reyes del barrio, y los ponis  juguetes.

Los hombres se pueden maquillar. Eso me provoca envidia porque pueden cambiar su aspecto gris a otro anormal, con más color. Se trata de un lugar en que la ropa común no es normal y los zapatos son enormes. En el circo todo es colorido. El propósito es dar alegría y lo cumple porque todo está perfectamente montado.

Aquí unas cuantas personas con acondroplasia son normales y muy importantes para el espectáculo y con siste en dar alegria.

Son un grupo de expertos acróbatas que hacen piruetas en el aire y logran imponer el silencio. Ellos son la mayor atracción del espectáculo por sus difíciles proezas porque ponen en riesgo sus vidas.